giovedì 23 agosto 2012

Multilingüe Rosario - Los Misterios Dolorosos meditado por Don Antonio D'Osasco - Español

Multilingüe Rosario - Los Misterios Dolorosos

meditado por Don Antonio D'Osasco 

Traducido por Grazia Cadau 

Español 


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¡Oh, Espíritu Santo, alma de mi alma, te adoro! 

Ilumíname, guíame, fortaléceme, consuélame. 

Dime qué debo hacer, dame tus órdenes. 

Te prometo someterme a todo lo que desees de mí 

y aceptar todo lo que permitas que me suceda. 

Hazme tan solo conocer tu voluntad. 




PRIMER MISTERIO DOLOROSO

La soledad, la incomprensión de los apóstoles hacia lo que le esperaba, el dolor físico desgarrador, mas sobretodo el peso de todos los pecados del mundo y de todos los tiempos, aplastan a Jesús y hacen que él diga “Padre, si quieres, İpase este vaso de mí!” más añade enseguida “pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Y la voluntad del Padre, que coincide con la de Jesús, se realiza.


Gracias, Jesús.



SEGUNDO MISTERIO DOLOROSO

Antes de la flagelación hay un diálogo implacable entre Pilato y la muchedumbre, que ha seguramente desgarrado el corazón de Jesús más que los 40 latigazos que convertirán su cuerpo en jirones sangrantes.

“¿A quién queréis que os suelte?... ellos respondieron İA Barrabás! ... ¿Qué, pues, haré de Jesús?... y todos le dijeron: ¡Sea crucificado!... Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! ... Inocente soy yo de la sangre de este justo... Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos... y le entregó a los soldados para ser crucificado”.


Perdóname, Jesús, para el dolor que te he causado



TERCER MISTERIO DOLOROSO

Aquí, hay algo más del dolor causado por los haces de espinas, largas éstas hasta 2-3 centímetros, forjados como una corona y apretados en su cabeza. Hay algo más: aquel “fue despojado de sus ropas”, que ha significado reabrir todas las heridas de la flagelación con nueva sangre derramada. Hay toda una cohorte de soldados que se burlan de él y lo escarnecen: “¡Salve, Rey de los judíos!” ...le escupen... le golpeaban en la cabeza y al final le quitan el manto de escarlata para que se ponga sus ropas con la enésima consecuencia de que se reabran las heridas causadas en su cuerpo por la flagelación.


Gracias, Jesús, por como y cuanto sigues amándome.


CUARTO MISTERIO DOLOROSO

Para vivir este cuarto misterio nos viene en ayuda lo que la tradición nos ha transmitido (en parte sobre la base de los Evangelios), como el ejercicio de la Via Crucis en sus primeras 10 estaciones, o sea:

  1. La condena de Jesús por parte de Pilato 
  2. Jesús que abraza con amor la cruz 
  3. Jesús que cae por la primera vez: los brazos estaban ligados al “patibulum”, el brazo orizontal de la cruz que el condenado llevaba al Golgotas y que cayendo no podía, como nos pasa cuando nos tropezamos, poner por delante las manos. 
  4. Encuentra a su Madre 
  5. Es ayudado por el Cirineo 
  6. Su rostro es enjugado por la Verónica 
  7. Cae por la segunda vez 
  8. Encuentra a las piadosas mujeres 
  9. Cae por la tercera vez 
  10. Es despojado de sus vestiduras. Y aquí se repite otra vez el reabrirse de las heridas de la flagelación con el enésimo derramamiento de su sangre. 


Gracias, Jesús, tu amor para nosotros sigue liberándonos de los pecados



QUINTO MISTERIO DOLOROSO

Para vivir este misterio es significativo hacernos pasar por delante las siete “palabras” que Jesús ha dicho cada vez que con todas las fuerzas sobradas, puntando los pies enclavados, lograba llenar sus pulmones y emitir su último acto de amor.

“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. (Lc. 23,24)

“Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Mc. 23,43) al buen ladrón que le había pedido recordarse de él cuando había entrado en su reino.

“Mujer, he aquí tu hijo” dijo a su Madre y “He aquí tu madre” (Jn.19,26-27) dijo a Juan.

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mc.15,34) es la citación del Salmo 22 que empieza así con estas palabras y luego sigue describiendo en particulares toda la pasión sufrida, mas que también tiene grandes actos de confianza, como en el versículo 5: “En ti esperaron nuestros padres, esperaron, y tú los libraste” o al versículo 10: “tú eres el que me sacó del vientre, él que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre” y al final, versículos 30 y 32,: “Yo viviré para él” y “He aquí la obra del Señor”.

“Tengo sed” (Jn.19,28)y la sed era física, como la de los que han perdido mucha sangre, pero sin duda se refería a la sed de las almas para las que ofrecía su vida en aquella pasión terrible.

“Padre, en tus manos entrego mi espíritu” (Lc.23,46) es una citación del salmo 31, que empieza con la bellissimas palabras: “Yo me refugio en ti, Señor,¡qué nunca me vea defraudado!...”

“Todo se ha cumplido” (Jn, 19,30). La Redención se ha cumplido, ahora solo falta la firma de la Resurreción que contemplamos en los misterios gloriosos.


Gracias, Jesús. “...Después de haber amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el final” (Jn 13,1)

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