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Rosario - Los Misterios Gozosos
meditado
por Don Antonio D'Osasco
Traducido
por Grazia Cadau
Español
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¡Oh,
Espíritu Santo, alma de mi alma, te adoro!
Ilumíname,
guíame, fortaléceme, consuélame.
Dime qué
debo hacer, dame tus órdenes.
Te prometo
someterme a todo lo que desees de mí
y aceptar
todo lo que permitas que me suceda.
Hazme
tan solo conocer tu voluntad.
PRIMER
MISTERIO GOZOSO
Por
primera vez, sólo a María, es revelado el misterio de amor de la
Trinidad. El arcángel Gabriel le revela a la Virgen la existencia,
en Dios, del Padre, del Hijo Jesús y del Espíritu Santo. Las
palabras pronunciadas por Isaías más de 700 años antes se hacen
realidad: ‘He aquí, la virgen concebirá y parirá hijo y le
llamará Emanuel’.
Llega
la salvación, se vuelven a abrir las puertas del Paraíso, no ya del
terrenal, sino del celestial, para toda la eternidad. Con el anuncio
de la encarnación de Jesús, Dios no nos quiere imponer su deseo de
salvar la humanidad. Lo hace depender del consenso de María, de su
‘Sí’: «He aquí la esclava del Señor: hágase en mi tu
palabra».
Y
todo cambió en la historia del hombre.
Gracias,
Maria
SEGUNDO
MISTERIO GOZOSO
María
está embarazada y llega a saber del Ángel que también su prima
Isabel, ya mayor, está embarazada. No la asustan los 150 kilómetros
que tendrá que hacer para ir a cumplir un gran acto de caridad. Es
maravilloso el diálogo entre estas dos madres, y lo es también el
diálogo, silencioso y escondido, entre los dos hijos aún en el seno
de sus proprias madres. Juan Bautista se extremece de gozo al
escuchar el saludo de Marìa a Isabel.
Gracias,
María, llena de gozo
TERCER
MISTERIO GOZOSO
Después
de un segundo viaje, igualmente largo, para cumplir una ley civil, la
del censo, María da a la luz su hijo. Con un solo versìculo Lucas
anuncia un segundo Big-Bang, una nueva creación que cambiará la
historia de la humanidad.
Todo
occurre en un lugar que, como dijo el profeta Michea (5,1), se hará
famoso,: «Y tú Belén, tierra de Juda, de ningún modo eres la más
pequeña».
Esto
no es todo, Jesús ve la luz en una cueva de pastores; no, come Rey
de los reyes, en un palacio real, sino entre los brazos de una madre
dulcísima y poco más que adolescente. A lado de Ella y de su amor
está el amor de José.
En
Belén, que significa ‘casa del pan’, nace Jesús. Él que se
hará pan en la Eucaristía, para ser comido por todos los creyentes.
Gracias,
María, grazias, Jesús.
CUARTO
MISTERIO GOZOSO
Siempre
para cumplir la ley (esta vez la ley religiosa de Moisés) los padres
llevan a Jesús al Templo para ofrecerlo al Señor.
No
se refiere ninguna palabra de María y de José, pero resuenan
elocuentes en el Templo las de Simeón, “hombre justo y piadoso”
que, movido por el Espíritu, acoge al niño en sus brazos...como
podemos hacer nosotros quando lo recibimos en la Comunión
Eucarística.
Esclarecedora
y al mismo tiempo terrible es la profecía de Simeón (2,34): “Éste
está aquí para la ruina y la resurrección de muchos” y a María
le dijo (2,35): “y a tu misma alma la trapasará una espada”.
Después
de él también la profetisa Ana “se puso a dar gracias a Dios y
hablaba del niño a los que estaban esperando la redención”.
Gracias,
María, y gracias, José.
QUINTO
MISTERIO GOZOSO
Jesús
sólo tiene 12 años y por su primera vez participa a la fiesta
ebraica de la Pascua en Jerusalén, con María y José.
Por
un malentendido, mientras están regresando a Nazaret después de un
día de camino, María y José se dan cuenta de que Jesús ya no está
con ellos. En la caravana, a menudo, los hombres andaban entre ellos,
separados de las mujeres y los niños podían estar con un grupo u
otro. El angustia en el corazón de María y José es grande. Ya ha
pasado un día de camino y otro día pasa para volver a Jerusalén.
Es en el tercer día que lo encuentran en el templo con inmenso gozo.
“Tu padre y yo te hemos estado buscando muy angustiados. Les
contestó: ¿Por qué me buscábais? ¿No sabíais que yo debo
ocuparme en los asuntos de mi Padre? Ellos no comprendieron lo que
les decía”.
Jesús
afirma de manera muy explícita por primera vez que tiene a Dios como
padre y de esto nos hablará en miles de ocasiones, revelándonos Su
rostro, Su misericordia y Su Amor.
Misterio
de gozo este de Jesús hallado en el Templo, mas precedido de mucha
angustia y aprensión: la espada que Simeón había profetizado
empieza a trapasar la vida y el alma de María.
Gracias,
Jesús, gracias, María.
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